Ya está disponible la revista Auriensis, podéis descargarla íntegra AQUÍ. Editorial de este número:
¿Nos podemos callar?
¿Debemos callarnos cuando el malestar y el descontento creciente de los médicos de Ourense se palpa, cada día más, en los hospitales y en los centros de salud, sin un cauce de expresión que le permita trascender la simple queja de pasillo? Cuando la única reforma estructural que se le ocurre al Ministerio de Sanidad, es hacernos perder año tras año poder adquisitivo y recortar los derechos laborales adquiridos de los profesionales. O cebarse con los pacientes más enfermos e introducir un nuevo copago, sin sentido alguno, a los que, en el contexto de patologías graves, precisan fármacos de dispensación hospitalaria. ¿Callarnos mientras se cierran a diario agendas en Atención Primaria y algunos colegas precariamente contratados deben atender en verano cuatro cupos cada uno? Cuando vemos crecer ante nuestros ojos las esperas reales de los enfermos para consultas de especialidad y cirugía hasta límites de riesgo en algunos casos, a la par que se generan en Galicia leyes inviables de garantías para los ciudadanos. Callarnos cuando la Atención Primaria languidece sin un horizonte claro después de casi 6 años, silenciada en las nuevas Áreas Integradas, con un papel cada vez más secundario en una organización asistencial que carece de proyecto y sólo vive de recortes o de “ideas geniales” generadas en despachos aislados de la realidad. Cuando seguimos sin un modelo definido de atención a la cronicidad, indispensable en el contexto demográfico en el que nos movemos, mientras otros servicios de salud ya están implementando estrategias y comunicando sus buenos resultados. Callarnos cuando varios servicios hospitalarios parecen estar a la deriva... Cuando algunos de nuestros mejores compañeros, en perfectas condiciones para seguir aportando su conocimiento y experiencia profesional en los ámbitos de la asistencia, la docencia y la investigación…, son apartados por jubilación obligatoria y no sustituidos por nadie. Cuando, por esa razón o por otras, las plantillas de los servicios hospitalarios y de atención primaria decrecen cada trimestre y la asistencia a los pacientes se ve, por ello, afectada… Callar, asimismo, mientras el CHUO espera desde hace décadas su inaplazable reforma y ampliación, aguantando el humo –cada vez más irrespirable- de las declaraciones y ostentaciones de los actuales responsables políticos… Y, ¿cuándo observamos y sufrimos decisiones desafortunadas de gestión que, por sus estrechas miras, generan, por si mismas, nuevos problemas asistenciales y más gasto inútil… debemos callarnos también?
El papel de los Colegios Médicos es controvertido en nuestro país. Hay quien piensa que hay otros cauces más apropiados para la defensa de la sanidad pública y de las condiciones de trabajo de los médicos: los sindicatos, los partidos políticos, las sociedades científicas… Las opiniones al respecto son diversas, también en la Junta Directiva de este Colegio. Por
supuesto todas válidas y seguramente complementarias. En todo caso, los Colegios Médicos son garantes ante la sociedad de la calidad e idoneidad del ejercicio profesional. Y están obligados a velar para que el desarrollo del mismo se realice en un contexto adecuado. ¿Podemos entonces callarnos? ¿Debemos hacerlo?