Los grupos parlamentarios han manifestado hoy su intención de dar su apoyo a la nueva proposición de ley presentada por el Grupo Socialista, que modificará la actual Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos, para incluir en ella la prescripción de enfermeros y podólogos.
Desde el Consejo de Médicos de España se ha explicado por activa y por pasiva a los Grupos Parlamentarios el argumentario por el que se solicita, la retirada de la proposición de Ley, la nueva propuesta ha contado con el apoyo de todos los grupos, si bien, desde el PP lamentan que no haya llegado como un Proyecto de Ley.
La política es el arte de defender todas las posiciones que se puedan defender, incluso desde una postura 100% demagógica, que pueda hacer que tales planteamientos no sean válidos . El contar con palabras vacías, como, hemos dado un paso firme y sólido para mejorar la asistencia sanitaria, o debemos legalizar una práctica sanitaria que se viene produciendo, no quiere decir que lo realizado este legitimado, sea bueno o tenga cobertura legal. NO HA HABIDO NUNCA NINGÚNA DEMOSTRACIÓN A TALES ARGUMENTOS
De hecho la conciencia de los distintos grupos que participaron el esta proposición parece que no está limpia. Como lo demuestra afirmaciones como “los médicos seguirán siendo médicos por mucho que otras especialidades puedan prescribir, y seguirán contando con la misma autoridad” o la que asevera “Los papeles de los diferentes profesionales sanitarios están bien repartidos, todo el mundo conoce sus competencias, sus límites y limitaciones, y esto no debe llevar a pensar que nadie va a invadir las competencias de otros ,porque están bien limitadas por la ley “. Si esto es así y las afirmaciones son ciertas , NO SE DEBERIA HABER DADO ESTE PASO, entre otras cosas porque nadie lo ha demandado y menos el paciente, eso si forma parte de las guerras mediáticas que ciertos personajes han de alimentar cada x tiempo para perpetuarse en sus “poltronas”, Pero pregunten a la infantería de enfermería si desean asumir esa responsabilidad que ahora se les otorga, caso aparte son los podólgos.
Ahora se escudarán en que, esto no debe servir para enfrentar a los distintos profesionales sanitarios, pero la realidad es que, sin contar con el consenso de las partes, sin el debate que debe preceder este tipo de actuaciones, se hace tabla rasa en el conflicto que desde hace tiempo vienen manteniendo. Ya hay un vencedor mediático, la enfermería, craso error como el tiempo dilucidará
La política en estos tiempos suele resolver los conflictos dando la razón a todos, pero en sanidad hay que gestionar, y eso no se hace hoy en día, lo que inevitablemente conduce al fracaso del proceso. Los médicos, únicos profesionales con capacidad de prescribir por ley, deberán ejercer las acciones oportunas que garanticen sus derechos y obligaciones.
Las palabras bonitas y vacías de contenido no mejorarán la asistencia sanitaria, en este caso estamos convencidos de que menos nunca será más. Al médico no le preocupa que el colectivo de enfermería, en determinas circunstancias o bajo ciertas premisas pueda prescribir. Lo que el profesional médico quiere garantizar es que esto se haga con las garantías necesarias.
La resolución del conflicto, si existe, debe corresponderle a las partes implicadas, buscando soluciones que satisfagan a las partes y garanticen una asistencia sanitaria de calidad, ya que de otra forma los únicos perjudicados serán los usuarios del servicio. Esa propuesta se ha hecho desde siempre y sin embargo se ha preferido el enfrentamiento mediático y en prensa.
Es lícito que desde los organismos que aglutinan a los profesionales de la enfermería se intente desarrollar la profesión procurando aumentar el campo de actuación, arañando en los límites todo lo que este en sus manos, adentrándose lo mas posible en competencias que hasta hoy no tenían pero que en ocasiones y no de manera clara desarrollan. Pero eso se ha de hacer con todos los colectivos, porque enfermería también ha olvidado cosas que debería hacer y no realiza. Como se dice habitualmente coger la parte por el todo. Todos sabemos que la presión asistencial en ocasiones hace que sea el personal de enfermería el que rellene las recetas de crónicos que traen los pacientes, que ante determinadas situaciones suministren algún analgésico, antiácido u otros fármacos que posteriormente el médico firmará en las órdenes, claro está bajo su responsabilidad haya sido acertada o errada la decisión.
Pero igual de legítimo es que la profesión médica responda con la negativa a admitir tal intromisión. . Es al médico al que le corresponde evaluar y diagnosticar los distintos procesos que afectan a nuestra salud y decidir cual es el tratamiento que cada uno de ellos necesita. O sea la prescripción no es otra cosa que el final del recorrido del acto médico y que implica la responsabilidad en la toma de dicha decisión, tanto si se administró algún medicamento, como si se optó por otra acción terapéutica o incluido no se hizo nada.
Por último, y no por ello menos importante debe de ser la opinión que el ciudadano tenga, es por ello que debe preguntar se les a ellos que quieren. En principio la lógica parece que debe de inclinarnos hacía el médico como el profesional mas cualificado, no en vano esta licenciatura necesita de 6 años a los que debemos sumar los necesarios para la especialidad, (mínimo 4 años) para encargarse del estudio e instaurar el tratamiento por banal que sea el proceso.
Esta claro que podemos debatir, ya que con la atención farmacéutica sucede igual
El acto de la prescripción, no deja de banalizarse cada día. Fármacos que hace 20 años formaban parte del arsenal terapéutico de prescripción y del grupo de medicamentos financiados por el sistema sanitario público, se pueden dispensar hoy en día sin necesidad de ningún tipo de receta y además pueden ser publicitados en los distintos medios de comunicación, sin lugar a duda el más extendido, la televisión.
Hay que recapacitar y ser conscientes de que todas y cada una de las sustancias que se manejan en la asistencia sanitaria tiene riesgos, efectos secundarios, reacciones adversas, en definitiva consecuencias que pueden ser; irrelevantes, y originarnos algún tipo de contratiempo, hasta de consecuencias dramáticas para nosotros.
Los consejos, siempre útiles, nos los podemos creer o no, pero sin duda, y máxime en medicina, rama indiscutible de la ciencia, el movimiento se demuestra andando
Un grupo de investigadores americanos, tras un estudio desarrollado durante 10 años en un grupo de pacientes a los que se administraba placebo y ácido fólico, una vitamina, con lo que no puede ser más inocente la sustancia administrada, comprobaron que en el grupo al que se le administraba el ácido fólico cada día, se triplicaba la probabilidad de padecer cáncer de próstata. El riesgo pasaba de algo más del 3 por ciento a prácticamente el 10 por ciento.
Además, los consumidores de estos compuestos también presentaban más riesgo de sufrir pólipos intestinales, que en un futuro pueden derivar en cáncer colorrectal.
Este es un claro ejemplo de cómo una sustancia inocua debe ser controlada en su administración y uso. Es el médico quien evalua la idoneidad o no de administrar un medicamento, vigilar y controlar su eficacia y efectividad. y despistar los posibles efectos adversos.
Ningún fármaco por inocuo que parezca debería administrarse sin el necesario conocimiento. La garantía en el proceso nos la proporciona el médico.
Claro que lo mas determinante es cuando buscamos este sistema en el resto de países de nuestro entorno y nos encontramos con que no existe en ningún lugar del mundo. Si bien podemos decir que desde hace 33 años existe como un concepto teórico que todavía no cristalizo en nuestra sociedad.
En definitiva intentar escudarse en que la atención farmacéutica podría resolver problemas de salud del ciudadano que allí acude con enfermedades leves, no deja de ser una falacia ya que ¿bajo que conocimiento y con que responsabilidad alguien determinará que un síntoma es leve? Incluso para el médico contando con el conocimiento y la batería de pruebas diagnósticas, determinados síntomas le inducen a errores diagnósticos; Un ardor y malas digestiones pueden enmascarar un cáncer de esófago. Una afonía prolongada ocultar una neo de laringe. ¿Quiere realmente el farmacéutico este tipo de responsabilidades? ¿Es ético el prescribir y vender el medicamento en el mismo acto?
Al contestarnos a estas preguntas debemos tener cuidado ya que es este caso, podría ser el médico el que dispensara al paciente el fármaco que le prescribe evitando al paciente el desplazamiento a la farmacia con el consiguiente ahorro de tiempo para ellos, y dejar la farmacia como el sitio al que debemos acudir ante la existencia de síntomas banales para que nos administren únicamente los medicamentos que no precisan de receta médica, cosa que se ha autorizado recientemente en el Reino Unido, y con la que yo no estoy de acuerdo.
Si algunos siguen por este camino será el fin del la farmacia como la conocemos hoy y empezaran a proliferar los establecimientos que incluidos en las grandes superficies den la verdadera atención farmacéutica.
Desde el Consejo de Médicos de España se ha explicado por activa y por pasiva a los Grupos Parlamentarios el argumentario por el que se solicita, la retirada de la proposición de Ley, la nueva propuesta ha contado con el apoyo de todos los grupos, si bien, desde el PP lamentan que no haya llegado como un Proyecto de Ley.
La política es el arte de defender todas las posiciones que se puedan defender, incluso desde una postura 100% demagógica, que pueda hacer que tales planteamientos no sean válidos . El contar con palabras vacías, como, hemos dado un paso firme y sólido para mejorar la asistencia sanitaria, o debemos legalizar una práctica sanitaria que se viene produciendo, no quiere decir que lo realizado este legitimado, sea bueno o tenga cobertura legal. NO HA HABIDO NUNCA NINGÚNA DEMOSTRACIÓN A TALES ARGUMENTOS
De hecho la conciencia de los distintos grupos que participaron el esta proposición parece que no está limpia. Como lo demuestra afirmaciones como “los médicos seguirán siendo médicos por mucho que otras especialidades puedan prescribir, y seguirán contando con la misma autoridad” o la que asevera “Los papeles de los diferentes profesionales sanitarios están bien repartidos, todo el mundo conoce sus competencias, sus límites y limitaciones, y esto no debe llevar a pensar que nadie va a invadir las competencias de otros ,porque están bien limitadas por la ley “. Si esto es así y las afirmaciones son ciertas , NO SE DEBERIA HABER DADO ESTE PASO, entre otras cosas porque nadie lo ha demandado y menos el paciente, eso si forma parte de las guerras mediáticas que ciertos personajes han de alimentar cada x tiempo para perpetuarse en sus “poltronas”, Pero pregunten a la infantería de enfermería si desean asumir esa responsabilidad que ahora se les otorga, caso aparte son los podólgos.
Ahora se escudarán en que, esto no debe servir para enfrentar a los distintos profesionales sanitarios, pero la realidad es que, sin contar con el consenso de las partes, sin el debate que debe preceder este tipo de actuaciones, se hace tabla rasa en el conflicto que desde hace tiempo vienen manteniendo. Ya hay un vencedor mediático, la enfermería, craso error como el tiempo dilucidará
La política en estos tiempos suele resolver los conflictos dando la razón a todos, pero en sanidad hay que gestionar, y eso no se hace hoy en día, lo que inevitablemente conduce al fracaso del proceso. Los médicos, únicos profesionales con capacidad de prescribir por ley, deberán ejercer las acciones oportunas que garanticen sus derechos y obligaciones.
Las palabras bonitas y vacías de contenido no mejorarán la asistencia sanitaria, en este caso estamos convencidos de que menos nunca será más. Al médico no le preocupa que el colectivo de enfermería, en determinas circunstancias o bajo ciertas premisas pueda prescribir. Lo que el profesional médico quiere garantizar es que esto se haga con las garantías necesarias.
La resolución del conflicto, si existe, debe corresponderle a las partes implicadas, buscando soluciones que satisfagan a las partes y garanticen una asistencia sanitaria de calidad, ya que de otra forma los únicos perjudicados serán los usuarios del servicio. Esa propuesta se ha hecho desde siempre y sin embargo se ha preferido el enfrentamiento mediático y en prensa.
Es lícito que desde los organismos que aglutinan a los profesionales de la enfermería se intente desarrollar la profesión procurando aumentar el campo de actuación, arañando en los límites todo lo que este en sus manos, adentrándose lo mas posible en competencias que hasta hoy no tenían pero que en ocasiones y no de manera clara desarrollan. Pero eso se ha de hacer con todos los colectivos, porque enfermería también ha olvidado cosas que debería hacer y no realiza. Como se dice habitualmente coger la parte por el todo. Todos sabemos que la presión asistencial en ocasiones hace que sea el personal de enfermería el que rellene las recetas de crónicos que traen los pacientes, que ante determinadas situaciones suministren algún analgésico, antiácido u otros fármacos que posteriormente el médico firmará en las órdenes, claro está bajo su responsabilidad haya sido acertada o errada la decisión.
Pero igual de legítimo es que la profesión médica responda con la negativa a admitir tal intromisión. . Es al médico al que le corresponde evaluar y diagnosticar los distintos procesos que afectan a nuestra salud y decidir cual es el tratamiento que cada uno de ellos necesita. O sea la prescripción no es otra cosa que el final del recorrido del acto médico y que implica la responsabilidad en la toma de dicha decisión, tanto si se administró algún medicamento, como si se optó por otra acción terapéutica o incluido no se hizo nada.
Por último, y no por ello menos importante debe de ser la opinión que el ciudadano tenga, es por ello que debe preguntar se les a ellos que quieren. En principio la lógica parece que debe de inclinarnos hacía el médico como el profesional mas cualificado, no en vano esta licenciatura necesita de 6 años a los que debemos sumar los necesarios para la especialidad, (mínimo 4 años) para encargarse del estudio e instaurar el tratamiento por banal que sea el proceso.
Esta claro que podemos debatir, ya que con la atención farmacéutica sucede igual
El acto de la prescripción, no deja de banalizarse cada día. Fármacos que hace 20 años formaban parte del arsenal terapéutico de prescripción y del grupo de medicamentos financiados por el sistema sanitario público, se pueden dispensar hoy en día sin necesidad de ningún tipo de receta y además pueden ser publicitados en los distintos medios de comunicación, sin lugar a duda el más extendido, la televisión.
Hay que recapacitar y ser conscientes de que todas y cada una de las sustancias que se manejan en la asistencia sanitaria tiene riesgos, efectos secundarios, reacciones adversas, en definitiva consecuencias que pueden ser; irrelevantes, y originarnos algún tipo de contratiempo, hasta de consecuencias dramáticas para nosotros.
Los consejos, siempre útiles, nos los podemos creer o no, pero sin duda, y máxime en medicina, rama indiscutible de la ciencia, el movimiento se demuestra andando
Un grupo de investigadores americanos, tras un estudio desarrollado durante 10 años en un grupo de pacientes a los que se administraba placebo y ácido fólico, una vitamina, con lo que no puede ser más inocente la sustancia administrada, comprobaron que en el grupo al que se le administraba el ácido fólico cada día, se triplicaba la probabilidad de padecer cáncer de próstata. El riesgo pasaba de algo más del 3 por ciento a prácticamente el 10 por ciento.
Además, los consumidores de estos compuestos también presentaban más riesgo de sufrir pólipos intestinales, que en un futuro pueden derivar en cáncer colorrectal.
Este es un claro ejemplo de cómo una sustancia inocua debe ser controlada en su administración y uso. Es el médico quien evalua la idoneidad o no de administrar un medicamento, vigilar y controlar su eficacia y efectividad. y despistar los posibles efectos adversos.
Ningún fármaco por inocuo que parezca debería administrarse sin el necesario conocimiento. La garantía en el proceso nos la proporciona el médico.
Claro que lo mas determinante es cuando buscamos este sistema en el resto de países de nuestro entorno y nos encontramos con que no existe en ningún lugar del mundo. Si bien podemos decir que desde hace 33 años existe como un concepto teórico que todavía no cristalizo en nuestra sociedad.
En definitiva intentar escudarse en que la atención farmacéutica podría resolver problemas de salud del ciudadano que allí acude con enfermedades leves, no deja de ser una falacia ya que ¿bajo que conocimiento y con que responsabilidad alguien determinará que un síntoma es leve? Incluso para el médico contando con el conocimiento y la batería de pruebas diagnósticas, determinados síntomas le inducen a errores diagnósticos; Un ardor y malas digestiones pueden enmascarar un cáncer de esófago. Una afonía prolongada ocultar una neo de laringe. ¿Quiere realmente el farmacéutico este tipo de responsabilidades? ¿Es ético el prescribir y vender el medicamento en el mismo acto?
Al contestarnos a estas preguntas debemos tener cuidado ya que es este caso, podría ser el médico el que dispensara al paciente el fármaco que le prescribe evitando al paciente el desplazamiento a la farmacia con el consiguiente ahorro de tiempo para ellos, y dejar la farmacia como el sitio al que debemos acudir ante la existencia de síntomas banales para que nos administren únicamente los medicamentos que no precisan de receta médica, cosa que se ha autorizado recientemente en el Reino Unido, y con la que yo no estoy de acuerdo.
Si algunos siguen por este camino será el fin del la farmacia como la conocemos hoy y empezaran a proliferar los establecimientos que incluidos en las grandes superficies den la verdadera atención farmacéutica.
Francisco Toquero de la Torre
FEA de Cuidados Criticos y Urgencias
Hospital de Jaén