Sonia Villapol y José Luis Jiménez comparten sus dudas sobre la medida, recuerdan que el virus sigue propagándose la apelan a la responsabilidad individual.
El 24 de marzo de 2021 más de un centenar de expertos firmaban una carta dirigida a la presidencia del Gobierno, gobiernos autonómicos y otros cargos públicos con responsabilidades en materia sanitaria. En ella solicitaban una actuación “coordinada y urgente” para abordar la transmisión de la covid por inhalación de aerosoles y proponían ocho líneas prioritarias, entre las que se incluían el uso de máscara —especialmente en lugares de trabajo—, la prevalencia de actividades exteriores y todo el referente a la ventilación, medida de CO2 y filtros de limpieza del aire. Ahora, la retirada de la obligatoriedad de la máscara en interiores abre el debate sobre la idoneidad de esta medida y pone en el punto de mira las recomendaciones sanitarias.
Una nueva onda
La neurocientífica gallega Sonia Villapol, investigadora en el Hospital Methodist de Texas (Estados Unidos), fue una de las profesionales que firmó este manifiesto y señala que, aunque la propagación está disminuyendo actualmente, “con la relajación en las medidas no sería sorprendente un aumento de casos en las próximas semanas. Es muy probable que haya otra onda este otoño, y luego nuestra inmunidad ya iría remitiendo. Posiblemente surjan variantes más transmisibles, con la incertidumbre de que sean más peligrosas debido a la inmunidad de la población, que por otra parte es inevitablemente temporal. Por lo tanto, la gente que puso la dosis de refuerzo hay más de seis meses, precisará una segunda. Se vemos un aumento de hospitalizaciones de nuevo, volveremos a ser más precavidos en quitar las máscaras en los interiores, con o sin orden“.
José Luis Jiménez: “Es una oportunidad perdida de generar una cultura del manejo del aire en interiores para los patóxenos que puedan venir”
Precisamente, José Luis Jiménez Martínez, presidente del Colegio Médico de Ourense y otro de los expertos que firmó la carta, explica que “era una oportunidad histórica para modernizar algunas instalaciones privadas y públicas que no están en condiciones de tener un aire con garantías de seguridad, y se perdió”. “Me los podría haber generado una cultura del manejo del aire en interiores, y ya no solo por la covid, sino por cualquier otro tipo de patóxeno aéreo que pueda venir”, declara.
Qué se debería hacer?
Al eliminar la obligatoriedad de la medida del uso de máscara, la decisión de llevarla o no pasa a ser una cuestión individual. Por esto, los expertos coinciden en la necesidad de mantenerse informados, evaluando los riesgos y beneficios, así como la propia inmunidad: “Siempre hay que pensar en el peor escenario para mitigar el peligro en el momento actual, sin comenzar un gran debate sobre se va a pasar o no”, dice Villapol.
Jiménez, por su parte, insiste en la ventilación de los espacios, pero también hace una llamada a entender el contexto en el que se toma esta decisión: “Hay otros países, como China, que buscan el cero covid y mantienen las máscaras. Occidente optó por la convivencia con el virus y en cuyo caso es coherente a retirada. Con todo, la recomendación debería ser mantenerla en espacios con mucha gente y en los que haya muy mala ventilación”.
Sonia Villapol: “La gente que poníamos la máscara por convicción seguimos llevándola. El virus sigue propagándose”
Así, el presidente del colegio ourensano recuerda la importancia de la información para la toma de decisiones: “Por ejemplo, se tienes que escoger entre un bar que informa de su calidad del aire y ves que tiene un nivel de CO2 por debajo de 1.000 o de 800 y otro que no tiene nada, yo escogería el que toma las mediciones del aire y tiene una buena calidad“.
En este sentido, Villapol coincide, afirmando que “cada quien va a tener que hacer su propio cálculo de la cantidad de riesgos que quiere correr cuándo decide ir a cenas, eventos en interiores o a actos multitudinarios” y señala como principales preocupaciones a expansión de la variante Ómicron BA.2 y la covid persistente. “En la ciudad en la que vivo, en Houston, quitaron el mandato de las máscaras en interiores, y alguna gente que antes la ponía casi que por deber la quitó de inmediato. Pero la mayoría de la gente que poníamos la máscara por convicción seguimos llevándola. No me apetece infectarme y el virus sigue propagándose“, finaliza la neurocientífica.
Fuente: GCiencia
