Presidir el Colegio es, para mí, un honor, una responsabilidad y una ilusión al mismo tiempo.
El principal mandato de los Colegios Médicos, la principal razón de su existencia, es velar por la buena práctica profesional y ser garantes de ella ante los ciudadanos. A ello dedicaremos nuestro mayor esfuerzo.
Ya desde hace años este Colegio no quiere ser una institución meramente representativa. Por eso las palabras que siguen no van a ser protocolarias, sino sinceras y bienintencionadas.
Vamos a seguir siendo un Colegio comprometido en defender y mejorar la asistencia sanitaria en Ourense. Tanto en el ámbito público como en el privado. Para ello, para hacer sostenible nuestro sistema de salud, manteniendo la alta calidad que le ha caracterizado en las últimas décadas, queremos ponernos desde hoy a disposición de los responsables de la Sanidad Pública (también de los de la Medicina Privada) para dialogar, para consensuar, para pensar juntos, para mejorar… En nosotros tendrán siempre una colaboración leal y sincera, desde la responsabilidad que tenemos y asumimos. Esperamos que nos llamen mucho. Nosotros también les llamaremos.
Es bueno para todos (para pacientes y médicos, pero también para los gestores sanitarios) que la representación profesional sea más influyente de lo que está siendo, que la opinión de los Colegios Médicos –desde el análisis crítico que aporta el conocimiento- sea decisiva en las políticas y estrategias que se desarrollan en el ámbito sanitario.
Los Colegios somos respetados, es cierto, pero estamos lejos de ser verdaderamente influyentes. Este es un debe histórico de la profesión médica española. Por culpa de todos, de las autoridades sanitarias de turno a las que nuestra opinión puede resultarle a veces incómoda... Pero también por nuestra culpa, por dejación, por no meternos en charcos comprometidos y, a veces, simplemente por falso corporativismo.
Por eso hoy tenemos que decir, por ejemplo, que no queremos que los decretos y las normativas nos lleguen “ya cerradas”, en un protocolario e institucional proceso de alegaciones que apenas cambia nada. Queremos estar en los asuntos que atañen a la práctica profesional en sentido amplio, desde el principio, tanto a nivel local como autonómico, para ser escuchados y que nuestras opiniones, siempre desde un ánimo constructivo, tengan el peso que la colegiación médica debe tener. Para ello nos comprometemos a redoblar el esfuerzo de análisis profesional que sea necesario en cada tema.
No vamos a hacer partidismo político en el Colegio. Tampoco sindicalismo. Esa labor está en los ámbitos que les corresponden. Nuestra mirada debe y va a ser otra. Pero, dicho eso, no podemos ser ajenos a las cuestiones que inciden en la práctica profesional. Se quiera o no, son de nuestra incumbencia. Esperamos ser entendidos y no malinterpretados. Y que las desconfianzas que pueda haber, desaparezcan del todo.
Así que no vamos a dejar de mostrar, si así lo creemos, nuestro desacuerdo con los ajustes indiscriminados, poco razonables y de dudosa efectividad que se han implantado o que se pretenda implantar, con los cierres o la acumulación de agendas en Primaria que amenacen la buena praxis en la atención a los pacientes y la continuidad en la asistencia de los mismos. Del mismo modo que vamos a insistir en pedir un proyecto estratégico para ese básico nivel asistencial (la Primaria) en peligro de languidecer en su rol de piedra angular de la asistencia sanitaria pública. Y que también vamos a pedir sin descanso (en esto vamos a ser especialmente insistentes) alternativas más estables y atractivas a los contratos que se están haciendo a nuestros compañeros más jóvenes y que –en aras de una gestión de recursos humanos de corto recorrido- les invita en demasiados ocasiones a irse en busca de otro lugar dónde ejercer la profesión para la que les hemos formado, perdiendo un capital humano que dentro de unos años lamentaremos haber perdido... Y que vamos con la mejor intención, como ya hemos hecho estos últimos años, a transmitir a la Administración sanitaria pública, las señales de alarma que detectemos en el clima profesional de nuestros colegiados, para que puedan darle, a tiempo, la respuesta adecuada.
Sí, cuando sea necesario mostraremos nuestra discrepancia, pero lo haremos con argumentos, propuestas y documentos, lealmente en todo caso y huyendo de la fácil resonancia mediática. Y cuando corresponda reconocer los aciertos, también lo haremos. Desde el convencimiento de que todos vestimos la misma camiseta: la de la sanidad de calidad y prestigio que queremos.
Vamos a ser autocríticos también. Los médicos hemos puesto mucho y estamos, en estos últimos tiempos, poniendo más aún para que la sanidad española resista la crisis económica. Pero también sabemos que nuestra práctica profesional se aleja a veces demasiado de la cara del paciente, con un excesivo componente defensivo, a veces sin la necesaria empatía, arrastrados por el tiempo cada vez más limitado que nos toca gestionar, rodeados de un escenario en el que la informática y la tecnología ocupan demasiado espacio, convirtiendo en muchas ocasiones la herramienta en objetivo y dificultando con ello la relación médico enfermo, esencia misma de nuestra profesión. Debemos reflexionar críticamente sobre estos nuevos paradigmas y romperlos de algún modo para recuperar lo importante, dejando a un lado lo simplemente aparente.
Sabemos asimismo que debemos mejorar mucho en la racionalidad de nuestra prescripción farmacológica, en la indicación responsable de las pruebas diagnósticas, en salir de las inercias asistenciales ineficientes… Estamos convencidos de la pertinencia del debate sobre algunos conflictos de interés no resueltos en la profesión y que tanto pueden desligitimarnos si no los afrontamos.
Tenemos herramientas para ello: los Comités Deontológicos a los que tenemos que pedir más todavía. Y la Formación Continuada que cada año debemos renovar para hacerla atractiva e independiente.
El Colegio de Ourense va a tener a los médicos jóvenes y a los que en peores condiciones profesionales se encuentren, como grupo de máxima prioridad. Esperamos que vengan al Colegio, queremos conocer sus problemas y atenderlos en la medida de nuestras posibilidades.
También los compañeros jubilados obligatoriamente antes de lo esperado, serán un foco prioritario de atención para la nueva Junta. Por eso llevamos una figura potente y querida como Pepe Quiroga en esa vocalía. Tenéis todavía tanto que aportar que el Colegio se va a volcar en vuestras iniciativas y os vamos a pedir mucha ayuda, ahora que tenéis más tiempo.
No vamos a olvidarnos tampoco de los grupos minoritarios en número de colegiados, como los que se dedican en exclusiva a la Medicina Privada analizando con ellos, los dificultades que tienen en su práctica profesional y proponiendo mejoras a quien corresponda… ni de los médicos de las Administraciones Públicas, de los residentes, de los estudiantes de medicina de los últimos cursos que desarrollen las prácticas y el grado en nuestro entorno y que vamos a seguir precolegiando si así lo desean…
En fin, queda tarea por delante. Que además debe tener la austeridad como bandera de estos tiempos y de los que vengan. Miraremos con lupa cada euro que gastamos de vuestras cuotas… Para que sea útil al máximo.
Pero para todo esto necesitamos vuestra presencia, vuestra crítica, vuestra iniciativa, vuestra participación en los órganos de comunicación colegiales: la revista, la web, las redes sociales…
El principal mandato de los Colegios Médicos, la principal razón de su existencia, es velar por la buena práctica profesional y ser garantes de ella ante los ciudadanos. A ello dedicaremos nuestro mayor esfuerzo.
Ya desde hace años este Colegio no quiere ser una institución meramente representativa. Por eso las palabras que siguen no van a ser protocolarias, sino sinceras y bienintencionadas.
Vamos a seguir siendo un Colegio comprometido en defender y mejorar la asistencia sanitaria en Ourense. Tanto en el ámbito público como en el privado. Para ello, para hacer sostenible nuestro sistema de salud, manteniendo la alta calidad que le ha caracterizado en las últimas décadas, queremos ponernos desde hoy a disposición de los responsables de la Sanidad Pública (también de los de la Medicina Privada) para dialogar, para consensuar, para pensar juntos, para mejorar… En nosotros tendrán siempre una colaboración leal y sincera, desde la responsabilidad que tenemos y asumimos. Esperamos que nos llamen mucho. Nosotros también les llamaremos.
Es bueno para todos (para pacientes y médicos, pero también para los gestores sanitarios) que la representación profesional sea más influyente de lo que está siendo, que la opinión de los Colegios Médicos –desde el análisis crítico que aporta el conocimiento- sea decisiva en las políticas y estrategias que se desarrollan en el ámbito sanitario.
Los Colegios somos respetados, es cierto, pero estamos lejos de ser verdaderamente influyentes. Este es un debe histórico de la profesión médica española. Por culpa de todos, de las autoridades sanitarias de turno a las que nuestra opinión puede resultarle a veces incómoda... Pero también por nuestra culpa, por dejación, por no meternos en charcos comprometidos y, a veces, simplemente por falso corporativismo.
Por eso hoy tenemos que decir, por ejemplo, que no queremos que los decretos y las normativas nos lleguen “ya cerradas”, en un protocolario e institucional proceso de alegaciones que apenas cambia nada. Queremos estar en los asuntos que atañen a la práctica profesional en sentido amplio, desde el principio, tanto a nivel local como autonómico, para ser escuchados y que nuestras opiniones, siempre desde un ánimo constructivo, tengan el peso que la colegiación médica debe tener. Para ello nos comprometemos a redoblar el esfuerzo de análisis profesional que sea necesario en cada tema.
No vamos a hacer partidismo político en el Colegio. Tampoco sindicalismo. Esa labor está en los ámbitos que les corresponden. Nuestra mirada debe y va a ser otra. Pero, dicho eso, no podemos ser ajenos a las cuestiones que inciden en la práctica profesional. Se quiera o no, son de nuestra incumbencia. Esperamos ser entendidos y no malinterpretados. Y que las desconfianzas que pueda haber, desaparezcan del todo.
Así que no vamos a dejar de mostrar, si así lo creemos, nuestro desacuerdo con los ajustes indiscriminados, poco razonables y de dudosa efectividad que se han implantado o que se pretenda implantar, con los cierres o la acumulación de agendas en Primaria que amenacen la buena praxis en la atención a los pacientes y la continuidad en la asistencia de los mismos. Del mismo modo que vamos a insistir en pedir un proyecto estratégico para ese básico nivel asistencial (la Primaria) en peligro de languidecer en su rol de piedra angular de la asistencia sanitaria pública. Y que también vamos a pedir sin descanso (en esto vamos a ser especialmente insistentes) alternativas más estables y atractivas a los contratos que se están haciendo a nuestros compañeros más jóvenes y que –en aras de una gestión de recursos humanos de corto recorrido- les invita en demasiados ocasiones a irse en busca de otro lugar dónde ejercer la profesión para la que les hemos formado, perdiendo un capital humano que dentro de unos años lamentaremos haber perdido... Y que vamos con la mejor intención, como ya hemos hecho estos últimos años, a transmitir a la Administración sanitaria pública, las señales de alarma que detectemos en el clima profesional de nuestros colegiados, para que puedan darle, a tiempo, la respuesta adecuada.
Sí, cuando sea necesario mostraremos nuestra discrepancia, pero lo haremos con argumentos, propuestas y documentos, lealmente en todo caso y huyendo de la fácil resonancia mediática. Y cuando corresponda reconocer los aciertos, también lo haremos. Desde el convencimiento de que todos vestimos la misma camiseta: la de la sanidad de calidad y prestigio que queremos.
Vamos a ser autocríticos también. Los médicos hemos puesto mucho y estamos, en estos últimos tiempos, poniendo más aún para que la sanidad española resista la crisis económica. Pero también sabemos que nuestra práctica profesional se aleja a veces demasiado de la cara del paciente, con un excesivo componente defensivo, a veces sin la necesaria empatía, arrastrados por el tiempo cada vez más limitado que nos toca gestionar, rodeados de un escenario en el que la informática y la tecnología ocupan demasiado espacio, convirtiendo en muchas ocasiones la herramienta en objetivo y dificultando con ello la relación médico enfermo, esencia misma de nuestra profesión. Debemos reflexionar críticamente sobre estos nuevos paradigmas y romperlos de algún modo para recuperar lo importante, dejando a un lado lo simplemente aparente.
Sabemos asimismo que debemos mejorar mucho en la racionalidad de nuestra prescripción farmacológica, en la indicación responsable de las pruebas diagnósticas, en salir de las inercias asistenciales ineficientes… Estamos convencidos de la pertinencia del debate sobre algunos conflictos de interés no resueltos en la profesión y que tanto pueden desligitimarnos si no los afrontamos.
Tenemos herramientas para ello: los Comités Deontológicos a los que tenemos que pedir más todavía. Y la Formación Continuada que cada año debemos renovar para hacerla atractiva e independiente.
El Colegio de Ourense va a tener a los médicos jóvenes y a los que en peores condiciones profesionales se encuentren, como grupo de máxima prioridad. Esperamos que vengan al Colegio, queremos conocer sus problemas y atenderlos en la medida de nuestras posibilidades.
También los compañeros jubilados obligatoriamente antes de lo esperado, serán un foco prioritario de atención para la nueva Junta. Por eso llevamos una figura potente y querida como Pepe Quiroga en esa vocalía. Tenéis todavía tanto que aportar que el Colegio se va a volcar en vuestras iniciativas y os vamos a pedir mucha ayuda, ahora que tenéis más tiempo.
No vamos a olvidarnos tampoco de los grupos minoritarios en número de colegiados, como los que se dedican en exclusiva a la Medicina Privada analizando con ellos, los dificultades que tienen en su práctica profesional y proponiendo mejoras a quien corresponda… ni de los médicos de las Administraciones Públicas, de los residentes, de los estudiantes de medicina de los últimos cursos que desarrollen las prácticas y el grado en nuestro entorno y que vamos a seguir precolegiando si así lo desean…
En fin, queda tarea por delante. Que además debe tener la austeridad como bandera de estos tiempos y de los que vengan. Miraremos con lupa cada euro que gastamos de vuestras cuotas… Para que sea útil al máximo.
Pero para todo esto necesitamos vuestra presencia, vuestra crítica, vuestra iniciativa, vuestra participación en los órganos de comunicación colegiales: la revista, la web, las redes sociales…
Dr. José Luis Jiménez Martínez
Presidente del ICOM de Ourense