DECLARACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN MÉDICA COLEGIAL SOBRE LA ?ATENCIÓN FARMACÉUTICA?

Xeral 04/07/2008

La inquietud que entre los médicos y no pocos expertos sanitarios provoca la titulada Guía de Indicación Farmacéutica (IndDáder) del Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada (Manuel Machuca, María Isabel Baena y María José Faus  Dáder) con la colaboración de la Fundación Abbott y 600 Oficinas de Farmacia en 22 provincias seleccionadas en todo el Estado, para la implantación en el Sistema Nacional de Salud de la llamada “atención farmacéutica”, es creciente, y la Organización Médica Colegial, representante de la profesión médica, se siente obligada a adoptar una clara actitud pública sobre este asunto.

Con tal fin ha elaborado el presente documento en el que se declara contraria a tal proyecto y explica las razones de su oposición:


1. La “atención farmacéutica” quebranta la autoridad y responsabilidad clínicas que amparan al paciente.



La “atención farmacéutica” está minada por una contradicción esencial sin solución, pues para ejercerla resulta imprescindible que el farmacéutico diagnostique y disponga de una historia clínica del enfermo, denominada aquí historia farmacoterapéutica,  y establezca con él una “interacción directa” , es decir, una  relación clínica con el paciente. Sin embargo, el farmacéutico no es un clínico ni puede serlo porque carece de los conocimientos, la formación práctica,  el adiestramiento, la autorización social y la responsabilidad legal indispensables para ejercer una actividad clínica en el enfermo. La profesión farmacéutica está orientada y preparada para otros trabajos socio sanitarios; la relación cooperativa con el médico no puede ampliar ni reformar dichas competencias. Así mismo, el paciente tampoco tiene  capacidad para “otorgar autoridad clínica al farmacéutico” , salvo al margen de la medicina científica y del Sistema.

Sólo la Formación y  las Autoridades Profesionales pueden establecer las competencias necesarias y obligadas de cada profesión. Por tanto, sólo el médico, titulado después de años de estudios y de prácticas específicas, es una garantía para la sociedad y para el paciente al proporcionar una correcta actividad clínica. La “atención farmacéutica”, con evidente riesgo sanitario y claro quebranto de la legalidad, pone al enfermo, en manos de un no facultativo sin autorización ni responsabilidad clínica.



2. La “atención farmacéutica” es innecesaria

Cualquiera que sea el número real y la importancia de los problemas relacionados con el medicamento, estos son indeseables y el Sistema Nacional de Salud debe combatirlos, tarea que no exige, de ningún modo, recurrir a la “atención farmacéutica”. 
La Organización Medica Colegial considera que los problemas evitables relacionados con el medicamento  exige del cumplimiento de las funciones de capacitación y de competencia de cada uno de los agentes sanitarios tiene asignados. Para que el médico, responsable del diagnóstico y la prescripción, cumpla con estas funciones deberá contar con las condiciones estructurales id& oacute;neas para que su ejercicio se realice con las mayores garantías (3).

En la disminución de los problemas ligados al uso y manejo de los medicamentos es fundamental la educación sanitaria de la población y en el conocimiento de ésta de los efectos beneficiosos del buen uso de los fármacos así como de los riesgos para la salud derivados de su uso inadecuado. Esta educación sería más efectiva si potenciara una adecuada relación médico-paciente que minimice los problemas del uso de medicamentos, al igual que si se estableciera una fluida colaboración entre médico y farmacéutico tanto en la prescripción como dispensación de los medicamentos. 

La reducción de los problemas relacionados con el medicamento  está ligada a  la calidad asistencial y fundamentalmente, a los factores que determinan la bondad del acto medico.  La OMC considera que es difícil evitar los problemas relacionados con el medicamento en un ambiente de alta presión asistencial y con carencias de tiempo que le permitan al medico realizar una reflexión rigurosa sobre la prescripción al paciente, así como de los riesgos de la misma .

Si el número de médicos es insuficiente, el sistema tendrá que contratar más médicos y España ha realizado un esfuerzo de formación y especialización de ingentes cantidades de médicos que no sólo desaprovecha sino que permite la emigración numerosa a otros países de nuestro entorno cuando son necesarios en el nuestro. Sería contradictorio que el ahogo laboral que sufren los médicos españoles, por mal dimensionamiento de las plantillas en función de la demanda asistencial real, fuese utilizado para amparar el intrusismo de otros profesionales en las tareas y responsabilidad del médico.



3. La  “atención farmacéutica” sería una pesada carga económica



No es posible estimar el alcance real de los problemas relacionados con el medicamento ni, por tanto, su coste ni el ahorro que supondría su disminución. Es fácil, sin embargo, percibir que el establecimiento de la “atención farmacéutica” absorbería cuantiosos recursos financieros del Sistema Nacional de Salud. En primer lugar, por la inversión en la dotación a las farmacias del “hardware” informático, de una oficina-consulta,  y de la confección y archivo de historias farmacoterapéuticas (clínicas). En segundo lugar, por el funcionamiento de los medios informáticos, la elaboración de “procedimientos normalizados de trabajo”, (PNTs) y la labor administrativa restante. En tercer lugar, por  la retribución a las farmacias ya sea si  la base de cálculo se realiza por enfermo o en función de 46 millones de habitantes dispuestos a ser atendidos; aunque también existe la posibilidad que se realice mediante una cantidad fija por receta  ó si se establece un fijo por farmacia, utilizando como referencia las retribuciones de aquellos farmacéuticos titulares de APD, e incluso el pago mixto.
En cualquier caso, el gasto corriente sería exorbitante y la “atención farmacéutica” provocaría sobre el Sistema una carga económica enorme, irreversible y progresiva,  equiparable al coste de la actual red  de atención primaria, sin saber muy bien con qué contraprestación.

La “atención farmacéutica” significaría, en la práctica, una privatización mayor del Sistema pues su inversión y su gasto se destinarían a establecimientos de propiedad privada.  Además de aumentar los riesgos sobre confidencialidad y  protección de datos clínicos  que constituyen una materia tan sensible para la población.

En línea con lo anteriormente expuesto abogamos por el desarrollo técnico de una infraestructura de comunicación, en función de las nuevas tecnologías,  entre la farmacia y el médico de atención primaria.



4. En ningún lugar del mundo hay “atención farmacéutica”



En realidad, la “atención farmacéutica” no existe. Definida por primera vez en 1975 , todavía no ha nacido a la práctica sanitaria en ninguna nación del mundo. Permanece desde entonces en una fase de “nebulosa teórico-experimental reducida a determinados países”  . Después de un largo período de 33 años, la idea de la “atención farmacéutica” no ha conseguido cristalizar en la sociedad moderna, caracterizada precisamente por la rapidez en aceptar nuevos productos, conceptos y servicios. Dicho de otro modo, en mas de tres décadas, ningún sistema de salud, público o privado, en ningún continente, industrializado o no, ha considerado útil la atención farmacéutica. El dato es concluyente, y causa estupor que ahora se pretenda hacer de España la única excepción en el mundo.

En el fondo del debate sobre “atención farmacéutica” subyace un conflicto de subsistemas sanitarios.  Por un lado, la atención médica con un modelo muy intervenido, regulado y socializado frente a la oficina de farmacia que se desarrolla en un marco privado muy liberal, con aspiraciones de ampliar su ámbito de actuación en dirección opuesta al resto del SNS.



5. El Proyecto InDáder ni resuelve los problemas de la atención primaria ni ofrece soluciones satisfactorias a los pacientes



 El Proyecto InDáder de indicación farmacéutica, plantea consultar en las Oficinas de Farmacia problemas de salud de los ciudadanos que allí acudan con “enfermedades o dolencias leves” que serán “tratadas” por el Farmacéutico.

 ¿Bajo qué responsabilidad y con qué conocimientos se podrán diagnosticar como leves determinados síntomas? Sólo el médico está capacitado para diagnosticar y sólo él es capaz de determinar el grado de levedad o no de los síntomas.

 ¿Quién se va a hacer responsable de los algoritmos utilizados por los farmacéuticos para determinar el grado de gravedad de los síntomas?
 ¿Es ético prescribir y vender medicamentos en el mismo acto?

 La OMC desautorizará a todo Colectivo Profesional que colabore en cualquier proyecto que suponga poner en peligro la integridad del paciente y la calidad de la asistencia que se le proporcione.

 Así mismo la OMC recurrirá todas las iniciativas,  proyectos, guías, etc,  que atenten contra la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento y la  Ley de Autonomía del Paciente.

 El acto médico y el respeto a la relación médico-paciente garantizan la calidad de la asistencia.

 El médico desea pacientes informados y responsables fortaleciendo con ellos la información objetiva, independiente y profesional.


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